martes, 21 de septiembre de 2010

El problema

El problema en la máquina global circula.

Cuando no lo tiene una parte del mundo es porque lo tiene la otra.

El problema siempre lo pagan y lo padecen los pueblos y los que están adentro del pueblo: la plebe, los plebeyos. El sector popular.

La máquina funciona para unos pocos pero se sostiene sobre los muchos.

La máquina promete lo mejor para todos: orden, progreso, salud, educación, paz, igualdad, justicia y libertad. La máquina reparte ilusiones. La máquina vende humo e invita a que se sumen a vender humo a los que quieran ser parte de ella.

La máquina es vampira: te clava los colmillos y te chupa la sangre hasta ponerte a elegir entre la muerte o convertirte a su cofradía.

La máquina va a convencerte que el problema sos vos.

Hasta que llegue el día en que la máquina reviente. El día en que se quede sin víctimas ni rinconcito virgen.

Ese día, la máquina desparramará la mugre y todo lo que no quiso ver con la misma violencia con la que tapó sus miserias bajo la alfombra.

Ese día, los vampiros que han hecho funcionar a la máquina entenderán que el verdadero problema es hacer del hombre el lobo del hombre.

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